viernes, 31 de julio de 2020

¿Y por qué no?

Me gusta la música y me gustan las matemáticas luego, a poco me siente a pensar, algún tema o teorema tiene que salir. ¿Y por qué no? Dicho y hecho… cinco años, como la de Bowie; pero no, cuando se la paso al productor va y me suelta:

—Chico, ¿esto es lo que has hecho en todo este tiempo?

—¿No te gusta? —le respondí.

—Sí, es muy bueno, pero has compuesto “Paperhouse” de los Can.

Deprimido salté el umbral despistado para darme de bruces con don tropezón quien, muy amable, me presentó a la bella Matilda, la de los enormes ojos negros, ocho. No tuve que pensarlo mucho: ¡Su invisible hilo infinito de seda! Solo tenía que tejer un arnés, atármelo, pasar el extremo por el tambor de la lavadora a mi otro yo y tirar con todas mis fuerzas hasta lograr el equilibrio de los universos paralelos. Sólo me faltaba un buen punto de apoyo que, como todo el mundo sabe –al menos los de este mundo- no hay mejor punto de apoyo que dejar que las olas te hundan lo pies en la arena de la orilla del mar –o del océano, que hay gente quisquillosa- y a esfuerzo de tracción es imposible que te despegue nadie de ahí; además, siempre cuentas con la inestimable fuerza de la gravedad… inestimable… ¿inestimable?, no; en este caso es justo todo lo contrario.

Pensando en la contradicción que me presentaba el adjetivo y saboreando todavía el dolor de bruces –o buces como se decía antes- reventadas, obsequio de don tropezón –benefactor de los torpezones como yo- se me planteaba la disyuntiva entre el umbral y el dintel. Si ambos términos sirven para definir el límite entre el interior y el exterior de la casa, sin duda, la palabra clave tenía que ser “límite” así que concluí que ambas tenían un origen común: Límite, el “limes” romano.

El de Britania estaba en el muro de Adriano –después en el de Antonino- pero cuando Roma abandona la isla, a la zona se le llama Northumbría. Tremendo error traducir nombres propios y topónimos, puede llevar a pensar que se trata de North-Umbria (Umbria como la región de Italia) cuando en realidad Northumberland hace referencia al río Humber, “humilde” (traduzcamos, traduzcamos); nada que ver con el umbral, o sí, puesto que cruzar el umbral significa (o al menos significaba) no pisar jamás la piedra que lo conformaba y santiguarse siempre puesto que ahí residía el diablo, sabedor de que todo el mundo tiene que pasar. Solo los arrogantes pisan el umbral, los humildes bien lo cruzan o lo saltan, porque cruzar no es otra cosa que hacer una cruz, ¿una cruz mientras pasas por encima del diablo sin pisarlo? Eso es santiguarse.

Fachada de vivienda medieval. Provins, al sureste de Paris, Seine-et-Marne. Foto tomada de Internet.


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