jueves, 28 de mayo de 2015

Barrade

Imagen tomada de Internet
Entre pollas y poyas anduve aquella maldita noche tropical de mayo. Cuestionándome si sería más adecuado decir polla cuando estuviera enhiesta, y si poya cuando flácida. Pero la “y”, griega y mayúscula —la Y para entendernos— me abstrajo por su forma explícita de sexo femenino —de pubis por si a alguien le genera dudas— lo que me llevó a concluir que, en el caso del culo, sin dudarlo correspondería con el signo matemático +, pero siendo un poco más poéticos o estéticos me decanté por la cruz latina † ya que su brazo largo parece sugerir las piernas… mucho más largas.
Y en este desbarrado de ideas no faltó tampoco quedarme un buen rato colgado con la X; quizá, la única conexión entre la industria del porno y las matemáticas, pero lo más probable es que exista alguna más si buceáramos en la vida privada de al-Juarismi. No, esto es una frivolidad porque, como todo el mundo sabe, la incógnita X es un símbolo tomado de la palabra Xei, helenización medieval del árabe clásico Shei que significa “lo desconocido” o incógnito. La X del porno no es otra cosa que la abstracción del gesto que los censores hacían con sus plumas sobre las obras indecorosas, incluidas las pornográficas.
Pero como los surcos del laberinto de la testa tienen estas cosas que te llevan y te traen por caminos sinuosos; se me presentó el dilema de si las personas que tienen una cabeza —testa— pequeña en realidad tienen un testículo encima de los hombros; pero no, la palabra significa “testigos”. ¡Ja! Qué gracia: los testigos. No podían llamarse de otra forma; bueno, sí: los cotillas, los mirones, los animadores o los apoyadores que, retomando el inicio; apoyan cuando la flacidez se hace presente y apollan —o animan— cuando el vigor aparece. Aunque ahora me doy cuenta que apoyar es como consolar, pero no voy a entrar en el tema de los consoladores, por lo menos hoy. Bueno, pero sí voy a pensar en ello, o en ellos, o en las dos cosas, o en nada; no lo sé.

sábado, 9 de mayo de 2015

Un vaso sirve para contener líquidos pero se pasa la mayor parte de su vida vacío

Una de las mayores fuentes del proceso creativo se halla en los sueños. En el subconsciente nocturno se almacena todo aquello que no obtiene una respuesta del consciente diurno, por lo que se podría decir los sueños resultan una especie de inventario de cuestiones pendientes de la rutina; siempre de manera poética, nunca prosaica, afirmaría incluso que la luna no es más que el almacén de las cuestiones pendientes planteadas bajo la luz del sol.
Cada día que pasa tengo mayor certeza de que el surrealismo no es el deseo manifiesto de los sueños, sino el calotipo de la consciencia; por lo que —tras un periodo de aprendizaje, como todo en esta vida—, es posible llegar a comprender la realidad desde este punto de vista. Los beneficios de esta complejidad voluntaria son obvios pero, quizá, su mayor problema resida en la dependencia que genera la maravilla de la particularidad.
Eufrasio Saluditero Marinetti love Santelia Vaso de agua Un vaso sirve para contener líquidos pero se pasa la mayor parte de su vida vacío
Imagen tomada de internet

Como decía, aprender a mirar desde esta perspectiva, desde una de las infinitas caras infinitesimales de la esfera —si se me permite la licencia redundante—; es un proceso largo, complejo y de resultados dependientes como corresponde a cualquier proceso de abstracción porque el intelecto, en definitiva, se nutre de ello. Claro, si se quiere, porque lo cierto es que, a veces la inteligencia sólo está al servicio de la supervivencia —que no es poco, todo hay que decirlo— frente a las agresiones de otros intelectos que por miedo se dedican a la siembra de cadáveres. Y con ese panorama es difícil que los vasos sirvan para otra cosa que no sea cubrir la necesidad fisiológica de saciar la sed o permanecer la mayor parte del día —y de la noche— en un armario de la cocina: vacío.