martes, 13 de septiembre de 2011

¡Arriba las faldas!

Esta foto pertenece a "ahivalamoda.wordpress.com"
Creo que es el momento de que los hombres reivindiquen su derecho a llevar falda. En los pueblos civilizados siempre ha existido esta costumbre, quizás ligada a la bondad del clima mediterráneo. Los pantalones son una influencia bárbara introducida en el siglo III d.C. por los pueblos germanos.
     Ya sé que esto no es una novedad puesto que algunos diseñadores de moda hace tiempo, o cada poco tiempo, proponen en una colección esta prenda para los hombres –a mi memoria me viene la imagen de Miguel Bosé desgañitándose con una canción con título de capital andaluza y dándole vuelo a una larga falda- pero creo que hay que empezar a fomentar este cambio de mentalidad social, porque estoy casi seguro que a la reticencia generalizada masculina se uniría también una gran parte de la femenina. Sería una buena encuesta: señora, ¿qué opina usted de que los hombres lleven falda? Tampoco se trata de ir ataviados como los escoceses –siempre con el mismo modelo y esos cuadros simbólicos tan reiterativos- cuando se visten de gala, sino de encontrar un corte o modelo que sea un buen sustituto de los pantalones vaqueros pero con la misma tela; que un hombre pueda entrar en una tienda a por unos “jeans” y que el dependiente le pregunte, a parte de talla y color, si los prefiere en modelo falda o pantalón –“Sí, la 48 en falda mejor para el verano, mucho más fresco. Gracias.”- Lo estoy viendo, una falda cinco centímetros por encima o por debajo de la rodilla, según convenga la ocasión, cómoda para cualquier trabajo... ¿Se imaginan ustedes a ese albañil de barriga cervecera, entrado ya en años, sudoroso y con las manos ocupadas mientras una ráfaga de viento traicionera muestra sus calzoncillos blancos de algodón y las señoras, y algún que otro caballero también, piropeándolo? No me digan que, por lo menos, durante esos instantes, no trabajaría con más ahínco y alegría, que a todos nos han dicho alguna vez un piropo y levanta la moral, si no es muy soez; aunque algunos, de burros que son, hasta resultan graciosos.
Lo dicho: ¡Arriba las faldas, abajo los pantalones!

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